Encontramos la casa Bollinger en el pequeño pueblo de Ay, en el centro de la denominación Champagne. Fundada en el año 1829 por H. Villermont y J. Bollinger, pero poco después del matrimonio con Charlotte de Villermont la casa pasó a conocerse como Bollinger. Compraron la mayoría de sus viñedos durante la gerencia de sus hijos Jeorge y Joseph Bollinger, en los mejores municipios de Pinot Noir, en Avenay, Champvoisy, Cuis, Louvois, Tauxières, Verzenay, etc…
En 1884 se convierten en proveedor oficial de la Corte Británica, recibiendo una Cedula Real de la reina Victoria. En 1918, Jaques Bollinger se hizo cargo del negocio, fue alcalde de Ay, y murió durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, en su gerencia se construyeron nuevas bodegas y se compró la sede social de la compañía. Le sucedió su esposa Lily Lauriston, la cual incorporó nuevos viñedos y sobretodo viajó por todo el mundo promocionando la marca que se hizo prestigiosa en muchos países. También hizo famosa esta cita:
“Lo bebo cuando estoy feliz y cuando estoy triste.
A veces lo bebo cuando estoy sola. Cuando estoy acompañada lo considero obligatorio. Como con él si no tengo hambre y lo bebo cuando sí la tengo. En cualquier otro caso no lo bebo, a menos que tenga sed.” |
Sus rigurosas normas de calidad y un control exhaustivo de todo el proceso de elaboración, consiguieron un producto de alta calidad, apreciado por todos los profesionales del mundo.
Le sucedió el Sr. Bizot, que mantuvo muy alto el estandarte de la casa, que sigue siendo familiar. Actualmente dirigida por los señores G. Moltgolfier y M. Villaday que han incorporado muchos países emergentes, manteniendo su difusión en el mercado mundial.
El patrimonio vinícola de la casa es de una 150 hectáreas, entre las cuales se encuentra el famoso “Clos St-Jaques” sobre la montaña de Ay, una parcela de cepas autóctonas no injertadas, que milagrosamente han sobrevivido hasta hoy y de dónde se obtiene el famoso champagne “Vielles Vignes Françaises“.
Bollinger tiene un especial sistema de vinificación, dónde la fermentación de todos sus vintages se efectúa en barricas de roble, habitualmente viejas, que le dan a su champagne este toque ahumado, avellanado, a flores marchitas, tan característico de la bodega. La casa tiene dos centros de vinificación, a fin de evitar un largo desplazamiento desde los puntos de vendimia. Solo se utilizan levaduras tradicionales, pues se considera que las nuevas levaduras manufacturadas, no producen un champagne tan satisfactorio.
Otra particularidad de la casa Bollinger, son sus amplias reservas de añadas antiguas en botellas Magnum, de cada cosecha se guardan y se embotellan una buena cantidad, después se guardan con sus lías durante cinco o hasta a veces quince años, de todos ellos se mantienen unas reservas de alrededor 300.000 unidades.
La producción total de la casa es de unos dos millones de botellas, en cinco referencias. Tiene fama de ser una de las marcas de los champagnes más complejos y estructurados.