POMEROL,
1996 p.63, Bernard Ginestet
La propiedad coge el nombre de una familia noble
de origen escocés, instalados en Francia desde la Edad Media y
que se establecieron definitivamente en Pomerol a finales del siglo XVI
donde el feudo de Certan les fue atribuido por ordenanza real. En tanto
que caballero de la orden de San Luis, uno de los miembros de este ilustre
linaje, fue todavía, bajo Luis XVI, autorizado a llevar las armas,
es decir la espada. Según los archivos locales, la familia de May
de Certan, fue la primera de la zona en tener autorización del
rey para plantar viñedos en los limites de la propiedad familiar.
El viñedo es uno de los más antiguos de la región.
La finca fue parcelada durante la Revolución, es por lo que existe
un determinado numero de vinos en los que interviene el nombre de Certan.
Este es el nombre que encontramos escrito, hoy día, sobre las etiquetas,
indicandonlo siempre con letras mas pequeña de May de Certan
, es perfectamente justificado.
En el fallecimiento de Mlle, de May de Certan en
1925, la familia Barreau-Badar le sucedió, y es Mme Barreau quien
hoy día dirige la explotación con su hijo Jean-Luc, diplomado
en la famosa escuela de viticultura del Château La Tour Blanche
en Sauternes. La bodega, de una presencia impecable, esta provista, desde
1976, de cubas de acero inoxidable. Los vinos de Mme Barreau me parecen
a mi de los mejores bajo el nombre de Certan. El secreto de su calidad
procede de una vendimia tardía, seguida de una fermentación
prolongada y lenta, los vinos son seguidamente criados según la
naturaleza de la cosecha, hasta veinte meses en barricas de roble, de
las cuales un tercio se renueva cada año. Elaborados a partir de
un clásico coupage de Merlot dominante y un tercio de cabernet,
los vinos son tánicos pero suaves, combinan con un color cálido
y un paladar delicado. Podemos encontrar a menudo un regusto a trufa,
que le confieren una cierta nobleza, digna de la bella reputación
de la etiqueta. Son, incontestablemente, vinos de una gran clase: cerrados
y tánicos, con un cuerpo poderoso, densos en color y en paladar,
terminando sin embargo de manera fluida y discreta. La familia Barreau
es, por otra parte, propietaria desde 1980 del viñedo de Château
Poitou, denominación Lussac-Saint-Émilion, que da un vino
menos suntuoso, pero de una calidad irreprochable.
|