Las 214 hectáreas de los viñedos Louis Roederer están bien repartidas en las tres principales zonas de producción de Champagne, Montagne de Reims, Vallée de la Marne y Côte des Blancs.
Las cepas están plantadas en estas tres zonas y en los mejores Crus, no existe prácticamente ningún Grand Cru de Champagne en donde no esté presente Louis Roederer.
Su producción cubre, alrededor del 70% de las necesidades de uvas de la Maison. Por ello, se puede afirmar que Louis Roederer es un “champagne de la propiedad”.
Por la situación privilegiada de sus viñedos y gracias a la política selectiva de sus adquisiciones complementarias, Louis Roederer se beneficia de la más completa variedad de vinos de coupage. Dispone así, de los mejores caldos para la composición de sus cuvées, especialmente para la más prestigiosa, la Cuvée Cristal.
La tierra, la gran diferencia
Louis Roederer posee una de los más importantes viñedos de la Champagne. Sus 214 hectáreas repartidas en las tres principales zonas de la región – Montagne de Reims, Vallée de la Marne y Côte des Blancs -, cubren la mayor parte de sus necesidades. Esta buena distribución de los viñedos es esencial, ya que los vinos de cada uno de los pagos tienen peculiaridades como: cuerpo, carácter, dulzura, elegancia y finura. Estas características son indispensables para la elaboración de un Champagne perfectamente equilibrado.
Las cepas además están plantadas en las mejores tierras – “crus” del 95% al 100% – y no existe prácticamente ningún Grand Cru de Champagne donde no esté presente Louis Roederer.
La propiedad y por lo tanto control, de esta impresionante cantidad de viñedos de altísima calidad es un elemento diferencial y único en el mundo del Champagne, donde la mayoría de grandes marcas poseen una ínfima cantidad de viñedo y compran el vino tranquilo a pequeños productores. Louis Roederer entendió hace generaciones que la base de un gran vino es una gran uva.
El removido y los pupitres de “cristal”
La segunda fermentación provoca la formación de un poso que se adhiere a las paredes de las botellas, y que es necesario eliminar. Para ello se colocan las botellas sobre unos pupitres con el cuello ligeramente inclinado hacia abajo. Todos los días unos experimentados especialistas giran cada botella, con una pequeña sacudida, cuidando de inclinarla hasta una posición casi vertical conforme van progresando las operaciones. Al cabo de uno o dos meses el poso se habrá deslizado completamente hasta el cuello de la botella. Son famosos los pupitres de cristal que brillan debido a su botella transparente.
El “degüelle” y el licor de expedición con vinos de reserva
Para realizar esta operación se sumerge el cuello de la botella en una solución refrigerante, de tal manera que se forme una porción de hielo que aprisione el poso. Al sacar el tapón, la presión interior expulsa este hielo. Para reemplazar el champagne perdido se completa con vino de la misma “cuvée” al cual se le añade cierta cantidad de “licor”, mezcla de azúcar de caña y del mejor vino de reserva en el caso de Louis Roederer. La cantidad de azúcar definirá el tipo de champagne obtenido – Brut, Seco, o SemiSeco -. Louis Roederer produce casi exclusivamente Brut. Al final, se coloca el corcho definitivo. Cuando se alcanza este nivel, el champagne ya está listo.
Luego se saca el tapón y la presión interior expulsa el hielo en el que se ha concentrado el poso. Para reemplazar el champagne perdido se completa con vino de la misma “cuvée” al cual se le añade cierta cantidad de “licor” (mezcla de azúcar de caña y de vino envejecido). La cantidad depende del tipo de champagne que se quiera obtener (Brut, Seco, o SemiSeco). Al final, se coloca el corcho definitivo. Cuando alcanza este nivel, el champagne ya está casi listo.
CHAMPAGNE CRISTAL
Después de heredar en 1833 la Maison de Champagne adquirida por su tío, Louis Roederer decidió concentrar sus esfuerzos en diversos países, entre ellos Rusia. Poco tiempo después, el propio Zar supo valorar la extraordinaria calidad del Champagne de Monsieur Louis Roederer, enviando cada año al Jefe de Bodega de la Corte a Reims para participar personalmente en la elaboración de su Cuvée personal.
Un día del año 1876, el Zar Alejandro II hizo observar a su sumiller que nada distinguía las botellas servidas en su mesa, envueltas en servilletas blancas, de las que sus invitados podían comprar en los comercios del país.
A partir de entonces, exigió que su “Cuvée” personal se elaborara en botellas de cristal de fondo plano: gracias a este seguro medio de identificación, la botella se distinguía perfectamente de las demás. Así nació el champagne Cristal, presentado en una botella cuyo aspecto no ha variado desde hace más de un siglo, pero que otras marcas de champagne de la época, se aprestaron a imitar sin escrúpulos.
La Revolución de Octubre acabó con el mercado ruso. No obstante, la Maison Louis Roederer decidió continuar la producción de Cristal, que se comercializó en todo el mundo con verdadero éxito. Hoy en día, debido a su producción limitada, es difícil satisfacer toda la demanda.
Los caldos que componen la elaboración de esta “Cuvée” de prestigio – y quizás este sea el secreto de su renombre – proceden de los mejores viñedos de la Maison Louis Roederer. Cristal sólo se elabora en los años en que las cosechas son excepcionales; su composición es: 55% de Pinot Noir y 45 % de Chardonnay, procedente de uvas vendimiadas únicamente en parcelas de viñedos de Louis Roederer clasificados a 100% en la escala de “crus”, es decir Grands Crus.
Este champagne madura sobre sus propios sedimentos entre 5 y 7 años y además se beneficia de un reposo de seis meses después del “degüelle”.
Cristal representa el mejor esfuerzo de la casa Louis Roederer, se trata de un Champagne de extraordinaria finura y elegancia – contiene una importante cantidad de Chardonnay –, y posee un bouquet delicado, perfectamente equilibrado. Cristal, que es considerado incluso por sus competidores, como un champagne verdaderamente excepcional, sigue elaborándose como se hacia antaño para el Zar, con las mismas exigencias e idéntico esmero que hace más de un siglo. Por todo ello cuando sale de la bodega origina, inevitablemente, múltiples y apasionados comentarios acerca de su extraordinaria calidad.
CRISTAL ROSE
A pesar de que Louis Roederer Cristal Rose destaca por su escasez, no consigue rivalizar con Cristal Rosé, cuya ínfima producción lo convierte en un champagne de leyenda. Pocos pueden contarse entre los afortunados que han visto una botella y aun menos son los que han podido disfrutar del inmenso placer de disfrutarlo en su copa.
Embotellado en la misma botella que Cristal, el Cristal Rosé es considerado por la crítica de forma unánime como el mejor Champagne Rosado del mundo.
Cristal Rosé se produce por maceración pelicular, que consiste en dejar macerar uvas de Pinot Noir muchas horas en la prensa para extraer su afrutado y bello color rosa salmón. Para ello son necesarias uvas muy concentradas y aromáticas, que provienen de las mejores viñas 100% Grands Crus de Louis Roederer, solamente en añadas excepcionales. El 60% de su composición es Pinot Noir altamente seleccionado y maduro como de los viñedos de Ay y el resto lo completan los caldos de Chardonnay de las mejores zonas de la Côte de Blancs, Mesnil, Avize u Oger. Este gran champagne madura entre cinco y siete años sobre su propio sedimento y descansa aún seis meses adicionales después del “degüelle”.
El cristal rosé emerge de la copa como un ramillete de complejos aromas que se abren y recuerdan a un gran borgoña que haya sido liberado por una legión de delicadas y finas burbujas. Largo, equilibrado elegante y refinado. Representa la aristocracia de los champagne en su más puro estilo. Un Champagne a la altura de su leyenda.