Château d’Yquem

Calificación: Premier Grand Cru classé
Calificación actual: es el único Bordeaux que podría establecerse como una categoría propia
Denominación: Sauternes
Propietario: Comte Alexandre de Lur-Saluces
Producción: 5.000 a 6.000 cajas
Cepas: Sémillon 80 %
Sauvignon 20 %
Propiedad: 188 ha Viña: 103 ha
Edad de las viñas: 30 años
Tiempo en barrica: de 42 meses
Periodo de maduración: 10 a 70 años, las mejores añadas más de un siglo

El Château d’Yquem es tal vez el mejor vino dulce del mundo. Como todos los grandes vinos, es el resultado de una serie de circunstancias naturales favorables, unidas a una elaboración muy meticulosa.

La propiedad es extensa, está situada en una colina donde también se levanta el castillo que le da nombre, 104 hectáreas plantadas con Sémillon en un 80% y Sauvignon Blanc en el 20% restante.

Todos los años se arrancan aproximadamente 3 hectáreas de vides viejas, con la doble finalidad de que descanse el terreno y quede sitio para nuevos plantíos.

El terreno está formado por una capa superficial de arcilla arenosa y guijosa apoyada sobre una caliza profunda, y es drenado con gran esmero gracias a un sistema instalado en 1880.

En la época de vendimia, un equipo de 150 personas trabaja durante 6 ó 8 semanas, ya que la recolección se realiza grano a grano, solamente los sobremadurados, repitiéndose este proceso hasta 11 veces en una sola cepa.

Nunca se insistirá demasiado en el esmero con que se vinifica Yquem. En la casa nunca se hacen concesiones en las operaciones de vinificación, es el famoso rendimiento “una cepa un vaso”, lo que se traduce en un rendimiento real de 9-10 hl/ha. La fermentación se prolonga entre 4 y 6 semanas y la crianza es de tres años y medio en barricas de roble nuevo. El resultado es un vino excepcional sin comparación alguna.

Color: De un oro pajizo a un ámbar oscuro, dependiendo de la edad.

Aroma: Fruta marcada, albaricoque, mandarina, ocasionalmente fruta tropical, roble, vainilla y aromas tostados. Miel, avellanas y membrillo. Muy complejo.

Paladar: Rico y untuoso, se sienten frutos secos, albaricoque deshidratado, mermelada de ciruela, especias, canela, azafrán y regaliz, en ocasiones flores. En general una combinación entre fruta y acidez con notas de mermelada de mandarina. En ocasiones un toque amargo que contribuye a la armonía. Final largo y mítico, inacabable.