François Delamotte, propietario de viñedos en Reims, fundó la casa Delamotte en 1760. Tres siglos después, su champagne sigue haciendo las delicias de nuestros paladares. Ubicada en Le Mesnil-sur-Oger, en el corazón de la Côte des Blancs, Delamotte mantiene vivo desde entonces el legado de su fundador: champagnes elaborados con sencillez y valentía. Son vinos que deben su delicadeza a la Côte des Blancs, potentes y etéreos monovarietales de chardonnay con la riqueza y el equilibrio que les confiere este terroir.
En 1884 se convierten en proveedor oficial de la Empezó su andadura en 1760, juntamente con el champagne Lanson y es uno de los cinco primeros productores de esta bebida. Situado en Le Mesnil-sur-Oger, en la “Côte de Blancs” des de su inicio, posee cinco hectáreas de viñedo en este municipio y compra el 75%-80% de sus necesidades restantes de uva de buena calidad a productores vecinos.
En 1949, la familia Nomancourt del champagne Salon, compra Delamotte y desde entonces actúa como un segundo vino de esta casa, con la particularidad que Salon solo embotella en los años excepcionales, con el consiguiente beneficio para Delamotte.
Produce unas 750.000 botellas de tres tipos de champagne, Brut, Rosé y Blanc de Blancs. En su proceso de elaboración bajo la dirección de Didier Depond, se evita el uso de la madera y se persiguen unos vinos lo más nítidos y frescos posibles. Por su posición en la “Côte de Blancs” y la utilización mayoritaria del Chardonnay, es por tanto un gran productor de Blanc de Blancs.
La base de sus champagnes son la pureza y delicadeza, con una simpática y atractiva tendencia frutal. Actualmente la empresa es propiedad de la casa Laurent-Perrier, que es el primer interesado en conservar la independencia y estilo de Delamotte, y por consiguiente también de Salon.
Gracias a su constancia, pasión y dedicación, Delamotte se ha hecho su lugar entre los grandes nombres de la región de Champagne. Hedonistas, aficionados curiosos, sibaritas, paladares exquisitos… Todos son bienvenidos a disfrutar de una botella de Delamotte. Generosos y nada elitistas, nuestros vinos seducen y conquistan a un público en busca de experiencias efervescentes.
¿Por qué elegir un Delamotte? Por su frescura, por su carácter, para disfrutar. Solo sabemos elaborar champagne con fantasía, naturalidad e ilusión. Nuestros champagnes le hablan al alma. Le susurran los secretos de la uva. Le cuentan lo mucho que ganan nuestros vinos durante la crianza. Hacen gala de desparpajo y se prestan a ser degustados en todo momento.